Un nuevo misterio surge del centro de la Tierra

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El núcleo de la Tierra se está comportando de forma extraña y los científicos no saben por qué. De hecho, las últimas mediciones llevadas a cabo por un equipo de investigadores del Departamento de la Tierra y Ciencias Planetarias de la Universidad de California en Berkeley y del Laboratorio de Planetología y Geodinámica de la Universidad francesa de Nantes, han revelado que el núcleo terrestre está perdiendo calor de forma irregular, más rápido bajo indonesia que bajo Brasil. Y eso está alterando las ondas sísmicas que continuamente lo atraviesan. El trabajo se acaba de publicar en Nature Geoscience.

El núcleo interno de nuestro planeta, hecho de hierro sólido y rodeado por una gruesa capa de hierro líquido en rotación (el núcleo externo), sólo puede ser estudiado a través de las ondas sísmicas generadas por terremotos y temblores subterráneos. Y por alguna razón esas ondas se mueven a través del núcleo mucho más deprisa cuando viajan entre los polos, de norte a sur, que cuando lo hacen a través del ecuador, de este a oeste.

Hace ya décadas que se conoce esta discrepancia, conocida como ‘anisotropía sísmica’, pero hasta la fecha no había sido posible encontrar una explicación. Ahora, y utilizando una serie de simulaciones del crecimiento del núcleo durante los últimos mil millones de años, el nuevo estudio propone una solución que parece capaz de encajar las piezas: en su continuo crecimiento, el núcleo de la Tierra sigue un patrón claramente desequilibrado, con nuevos cristales de hierro formándose más deprisa en su lado este que en el oeste.

«El movimiento del hierro líquido en el núcleo externo absorbe calor del núcleo interno, lo que hace que éste se enfríe -explica Daniel Frost, primer firmante del artículo-. Esto significa que el núcleo exterior ha estado recibiendo más calor del lado este (bajo Indonesia) que del oeste (bajo Brasil)».

Para visualizar ese crecimiento desequilibrado, Frost propone un ilustrativo ejemplo. Imaginemos el tronco de un árbol cuyos anillos de crecimiento irradian desde un punto central, pero en el que «el centro de los anillos esté desplazado del centro del árbol», de forma que los anillos están más espaciados en el lado este del árbol y más juntos en el lado oeste. Una sección transversal del núcleo interno de la Tierra se vería de forma similar. A pesar de ello, los investigadores creen que ese crecimiento asimétrico del núcleo no significa necesariamente que se esté deformando, o que esté en riesgo de desequilibrio. Y eso se lo debemos a la gravedad.

Como media, el radio del núcleo interno crece alrededor de un milímetro por año. Y lo hace uniformemente, ya que la gravedad corrige el crecimiento desequilibrado, empujando nuevos cristales del este hacia al oeste. Allí, según revelan las simulaciones hechas por los científicos, esos cristales se agrupan en estructuras en forma de rejas, que se extienden a lo largo del eje norte-sur del núcleo. Esas estructuras cristalinas, alineadas en paralelo con los polos de la Tierra, constituyen auténticas «autopistas», que permiten a las ondas sísmicas viajar más rápidamente en esa dirección.

¿Qué provoca el desequilibrio?

Ahora bien, ¿que es lo que está provocando ese desequilibrio en el núcleo interno? Eso es algo para lo que los científicos, admite Frost, aún no tiene una explicación. «Cada capa de la Tierra -explica- está controlada por lo que tiene arriba e influye en lo que tiene debajo. El núcleo interno se está enfriando lentamente, como una bola de nieve que va agregando más capas. Luego, el núcleo externo es enfriado por el manto que está justo encima de él, por lo que preguntar por qué el núcleo interno está creciendo más deprisa por un lado que por el otro podría llevar a la pregunta de por qué un lado del manto es más frío que el otro».

Según Frost, las placas tectónicas podrían ser responsables parciales del fenómeno. De hecho, a medida que las placas frías se sumergen profundamente bajo la superficie terrestre en las zonas de subducción, donde una placa se hunde debajo de otra, van enfriando el manto que tienen justo debajo. Sin embargo, Frost admite que no está nada claro cómo el enfriamiento del manto podría llegar a afectar al núcleo interno.

A raíz de estos hallazgos, surge otra pregunta desconcertante: ¿está afectando de algún modo este enfriamiento desequilibrado del núcleo al campo magnético de la Tierra? Sabemos que la magnetosfera terrestre está impulsada por el movimiento rotatorio del hierro fundido del núcleo externo, y que el movimiento del núcleo externo está impulsado a su vez por la progresiva pérdida de calor del núcleo interno. De modo que si el núcleo interno está perdiendo más calor por el este que por el oeste, entonces el núcleo externo también se moverá más deprisa en el este. Y eso podría alterar la intensidad del campo magnético.

La cuestión, por ahora, no tiene respuesta. Pero Frost y su equipo ya han empezado a trabajar en una nueva investigación para comprobar esta intrigante posibilidad.

Fuente: abc.es

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