La guerra de las galaxias que George Lucas nunca podrá grabar

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Desde hace un buen tiempo se sabe que nuestra Vía Láctea y su vecina la galaxia Andrómeda se atraen y que se acercan la una a la otra en una suerte de danza cósmica, pero no se podía asegurar si terminarían chocando o no. Pero ahora, gracias a datos obtenidos con el telescopio espacial Hubble, se sabe que las dos galaxias están en ruta directa de colisión y que su choque es inevitable. Así que ahora los investigadores de la NASA ya saben cómo se va a producir al detalle esa titánica colisión, la que ocurrirá dentro de 4.000 millones de años y que cambiará para siempre nuestro cielo (si es que hay alguien por ahí que aún pueda verlo), nuestro Sol y el sistema solar.
Lo que va a pasar es que la Vía Láctea y Andrómeda se fusionarán en una nueva y gigantesca galaxia elíptica. Ambas galaxias son las más grandes de las 30 que forman el grupo local de galaxias. La Vía Láctea tiene un diámetro de uno 100 mil años luz (cerca de un trillón de kilómetros) y contiene entre 200 mil a 400 mil millones de estrellas. Andrómeda es el doble de grande y tiene cerca de un billón de estrellas. Cuando choquen miles de estrellas saldrán despedidas en todas direcciones, generando un inmenso avispero que tardará un par de miles de millones de años en calmarse. Lo sorprendente es que el Sol y la Tierra (si todavía existe) sobrevivirán gracias a una simple «patada gravitacional» que los colocaría en una posición que no es posible determinar, pero que no tendría nada que ver con la posición actual.

A continuación, una mirada «paso a paso» de cómo se vería esta colisión de galaxias.

Año 2013: Vista nocturna actual, con el brillante cinturón de nuestra Vía Láctea. Andrómeda se encuentra a 2,5 millones de años luz y su aspecto es el de un huso cuyo diámetro es varias veces el de la Luna llena.

En 2.000 millones de años: El disco de Andrómeda, que está cada vez más cerca, se ve bastante mayor a simple vista. Se nos acerca a la nada despreciable velocidad de 400.000 kilómetros por hora.

En 3.750 millones de años: Andrómeda ya ocupa todo el campo visual. La Vía Láctea empieza a dar señales de distorsión por obra de la atracción magnética de su vecina.

En 3.850 millones de años: En la primera aproximación estrecha, el cielo aparece iluminado por una nueva formación estelar, la que es evidente por la gran abundancia de nebulosas de emisión y las agrupaciones de estrellas jóvenes.

En 3.900 millones de años: Luego de una primera pasada cercana, Andrómeda se ha alargado por obra del influjo magnético. La Vía Láctea también aparece deformada.

En 4.000 millones de años: El primer paso se produce con rapidez y acaba unos cien o doscientos años después de iniciarse. Al finalizar, ambas galaxias se han deformado hasta ser casi irreconocibles.

En 5.000 millones de años: En la segunda pasada cercana, las nebulosas formadoras de estrellas son menos prominentes, los anteriores estallidos de formaciones estelares han reducido mucho el polvo y el gas interestelar.

En 7.000 millones de años: La fusión de ambas galaxias forma una nueva gigantesca elíptica cuyo núcleo brillante domina el cielo nocturno. Dotada de mucho menos polvo y gas, ya no forma estrellas y no aparecen nebulosas.

Fuente: ABC.es
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