El Falcon Heavy se convierte en el cohete más potente del mundo

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El cohete más potente del mundo, el Falcon Heavy de la compañía Space X, superó ayer de manera sobresaliente el muy difícil examen de su primer lanzamiento. El cohete despegó a las 21.45 (hora española) desde Cabo Cañaveral después de una emocionante cuenta atrás en que el viento en altitud obligó a retrasar hasta cuatro veces el lanzamiento, que estaba inicialmente previsto a las 19h30.

Siete minutos y 58 segundos después del despegue, los dos propulsores laterales (o boosters) regresaron a Cabo Cañaveral y aterrizaron simultáneamente en una coreografía muy aplaudida por la multitud que se había congregado en la zona, según pudo verse en la retransmisión que hizo Space X por streaming.

Mientras tanto, la etapa superior del cohete continuaba su viaje con un descapotable rojo Tesla Roadster a bordo y un muñeco llamado Starman –un homenaje a David Bowie– en el asiento del conductor. También fue muy celebrada, cuando apareció en las pantallas, la imagen del coche y el muñeco en el espacio con la Tierra pasando en el fondo de la imagen, presumiblemente captada por una cámara que Space X situó en el auto.

Según el plan de negocio de Space X, la reutilización de los componentes del cohete permitirá ofrecer lanzamientos a precios competitivos. La empresa prevé utilizar el nuevo cohete tanto para lanzamientos a la órbita terrestre baja (donde se encuentra la estación espacial), así como para ir a la luna (incluidas misiones tripuladas) o para explorar el sistema solar (ya que puede enviar hasta 17 toneladas a Marte y 3,5 a Plutón).

El de ayer era un lanzamiento de alto riesgo. Dado que las condiciones extremas a las que se ve sometido un cohete durante un lanzamiento no se pueden simular con garantías en computadores, no se puede saber con antelación cómo se comportará un cohete en su primer vuelo. El propio Elon Musk había rebajado las expectativas ante el lanzamiento. Había advertido que “hay mucho riesgo asociado al Falcon Heavy, una posibilidad muy real de que el vehículo no consiga llegar a la órbita”.

El riesgo del primer lanzamiento se explicaba porque se trata de un cohete potente y complejo, con la dificultad añadida de que se querían recuperar los tres propulsores principales –el central y los dos laterales– guiándolos en un viaje de regreso controlado.

Estos tres propulsores son, en realidad, tres cohetes Falcon 9 que se han ensamblado juntos para triplicar su potencia. Dos de ellos –los laterales- habían volado ya en lanzamientos anteriores y se han reutilizado para el Falcon Heavy. El central es nuevo. Es un Falcon 9 reforzado para soportar las condiciones extremas del lanzamiento.

Cada uno de los propulsores tiene nueve motores de 470 kilos más altos que una persona. Entre los 27, que debían encenderse de manera perfectamente coordinada durante el lanzamiento, proporcionan al Falcon Heavy una potencia suficiente para situar hasta 63,9 toneladas en la órbita terrestre baja. Esto lo convierte en el cohete más potente que se ha lanzado desde 1973, cuando voló por última vez el Saturno V que había llevado a los astronautas de la NASA a la Luna.

Como es habitual en el primer lanzamiento de cualquier cohete, la carga que llevaba a bordo era de escaso valor. En lo que parece una acción publicitaria sin precedentes, tanto para Tesla como para Space X, Elon Musk ha enviado al espacio uno de sus propios autos en lugar de las maquetas de satélites que se utilizan habitualmente. “Es sólo por diversión”, dijo Musk el lunes en una entrevista a la CBS. “Mucha gente no lo entendía. ¿Qué sentido tiene enviar un coche a Marte? No tiene ningún propósito. Es sólo porque es divertido y para que la gente se entusiasme”.

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