Detectan el escurridizo viento del espacio

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Hace más de 20 años se propuso teóricamente la existencia de viento en el espacio, y ahora un nuevo estudio proporciona la primera prueba concluyente de que así es. Al analizar los datos de la nave espacial Cluster de la Agencia Espacial Europea (ESA), científicos franceses detectaron este viento plasmasférico, llamado así porque contribuye a la pérdida de material de la plasmasfera, una región con forma de rosquilla que se extiende por encima de la atmósfera de la Tierra.

Después de un largo escrutinio de los datos lograron determinar que ahí estaba, un viento lento pero constante, que libera alrededor de 1 kg de plasma por segundo en la magnetosfera externa, lo que corresponde a casi 90 toneladas por día. El plasmasfera es una región llena de partículas cargadas que ocupa la parte interior de la magnetosfera de la Tierra, la que está dominada por el campo magnético del planeta. Para poder detectar este viento, los científicos analizaron las propiedades de estas partículas cargadas, usando la información recopilada en la plasmasfera por la nave Cluster de la ESA. Además, desarrollaron una técnica de filtrado para eliminar las fuentes de ruido y buscar movimiento del plasma a lo largo de la dirección radial, ya sea dirigida hacia la Tierra o al espacio exterior. De este modo, los datos mostraron un viento constante y persistente que lleva alrededor de un kilo de materiales hacia el exterior de la plasmasfera cada segundo, a una velocidad de 5.000 km/h. Este movimiento del plasma estaba presente en todo momento, incluso cuando el campo magnético de la Tierra no estaba siendo perturbado por partículas energéticas provenientes del Sol.

Este viento es el resultado de un desequilibrio entre las diferentes fuerzas que gobietnan el movimiento del plasma. Y pese a que los investigadores habían predicho este viento espacial con estas propiedades hace más de 20 años, su detección había sido imposible hasta ahora, ya que es un fenómeno débil y se requieren instrumentos muy sensibles para su detección. Vientos similares podrían existir alrededor de otros planetas, lo que les proporciona una forma de perder material atmosférico al espacio. Esta fuga juega un papel en la formación de la atmósfera de un planeta y, por lo tanto, en su habitabilidad.
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