China empieza a probar el Radiotelescopio más grande del mundo

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China puso en marcha por primera vez este domingo 26 de septiembre el radiotelescopio más grande del mundo, sumando un nuevo capítulo en su decidida apuesta por la ciencia y la innovación y por desentrañar los fundamentos que rigen el universo.

El Telescopio esférico de 500 metros de apertura (FAST, por sus siglas en inglés) celebró ayer su «ceremonia de primera luz», como se conoce al proceso por el que un telescopio abre sus ojos y toma sus primeras imágenes del universo. Este hecho tuvo lugar después de los cinco años de trabajos que han convertido a FAST en el mayor telescopio de apertura única del mundo, con un campo de visión casi dos veces más grande que el Arecibo (Puerto Rico), que durante 53 años ocupó el primer puesto de la lista.

Junto a otros complejos e instalaciones científicas que Pekín planea construir en el futuro, este aparato pretende atraer a investigadores internacionales al país, que desde hace unos años está tratando de ponerse a la par de los Estados Unidos en la generación de descubrimientos.

Con un área que cubre aproximadamente 30 campos de fútbol y un diámetro de 500 metros, «será un muy buen telescopio para el estudio de algunas áreas de la astronomía, especialmente para el de los púlsares y la distribución de las galaxias en el universo local», señaló Donald Campbell, profesor de astronomía de la Universidad de Cornell y ex director del Observatorio de Arecibo, al diario hongkonés SCMP. A su juicio, este gigantesco ojo cósmico conseguirá «contribuciones significativas» para la comprensión de la estructura y la historia del universo.

En su carrera por tratar de generar tanta ciencia básica como los EEUU para 2020, Pekín no ha escatimado esfuerzos a la hora de mejorar las instalaciones para la investigación. El nuevo instrumento ha tenido un coste de 1.200 millones de yuanes (más de 160 millones de euros), a los que hay que añadir otros 240 millones de euros para recolocar a los más de 9.000 residentes que tuvieron que ser reasentados por la construcción, según aseguró la agencia Xinhua. Ahora mismo, nadie puede vivir a 5 kilómetros a la redonda del complejo.

«El Gobierno chino está dispuesto a gastar mucho dinero en investigación básica, lo que es una buena noticia para nosotros», aseguró al mismo diario Stephen Ng, científico de la Universidad de Hong Kong. «Esto crea una gran cantidad de oportunidades para los astrónomos de todo el mundo».

Para decidir el lugar donde ubicar el telescopio, los científicos del país estudiaron más de 400 posibles lugares durante 10 años. Finalmente, se decidieron por esta ubicación remota de la provincia de Guizhou debido a que la forma de «huevera» de la depresión de Dawodang era perfecta de tamaño, y a que las montañas circundantes actuan como escudo contra las interferencias de radiofrecuencia del exterior.

Se espera que FAST arroje algo de luz sobre los orígenes del universo mediante el mapeo de la distribución de hidrógeno, el elemento más abundante en nuestra galaxia y más allá, y que permita detectar muchos más púlsares -densas estrellas giratorias que actúan como relojes cósmicos-, lo que proporcionaría a los científicos la capacidad de detectar ondas gravitatorias que den información sobre la evolución de las galaxias.

Sin embargo, para la gran mayoría, la meta más excitante de este proyecto es la búsqueda de vida extraterrestre, ya que la sensibilidad de FAST le capacita para detectar exoplanetas que otros telescopios no pueden. «El potencial de FAST para descubrir una civilización extraterrestre será de 5 a 10 veces mayor que la de los equipos actuales, ya que puede ver más lejos y en planetas más oscuros«, apuntó el director del Laboratorio de Tecnología de Radioastronomía NAO, Peng Bo, a Xinhua. Sin embargo, también tendrá sus limitaciones, y por ahora no será capaz de proyectar las trayectorias de los cometas o los asteroides.

Con la puesta en marcha de FAST, China apuntala su programa espacial, que está viviendo grandes avances en los últimos tiempos. La semana pasada, Pekín puso en órbita su laboratorio espacial Tiangong-2, que en octubre recibirá la visita de la misión tripulada Shenzhou-11, y que es precursora de la estación espacial programada para 2022. Otros objetivos a largo plazo incluyen el envío de un hombre a la Luna o el aterrizaje de una sonda robótica en Marte.

Además, este mismo sábado recién pasado se supo que los resultados iniciales del satélite cuántico lanzado por China el agosto pasado son «alentadores», en palabras del jefe del proyecto, Pan Jianwei, con canales de comunicación cuántica ya establecidos entre el satélite y estaciones terrestres localizadase en Tibet y Xinjiang.

Ahora, se espera que los astrónomos chinos tengan prioridad en el uso del telescopio durante los dos o tres primeros años, pero que luego se abra a científicos de todo el mundo. «Es un proyecto muy prestigioso, pero la astronomía es muy internacional. China no es una excepción», comentó a CNN Andreas Wicenec, profesor en el Centro Internacional de Radioastronomía de Australia.

Fuente: elmundo.es

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