Podría existir un gran volcán activo en Venus

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Aunque en la Tierra estemos muy acostumbrados a los volcanes y, muchas veces, a su ferocidad, lo cierto es que este fenómeno no es muy usual en el actual Sistema Solar. Sí, muchos mundos poseen estructuras que en el pasado expulsaron material de las profundidades, pero pocos lo hacen ahora mismo. Por ejemplo, en Ío, una de las lunas de Júpiter, se han visto gigantes columnas de humo procedente de actividad volcánica; o Tritón, satélite de Neptuno, o Encélado, luna de Saturno, poseen criovolcanes, que no ‘vomitan’ roca fundida, sino agua y gases.

Sin embargo, el ‘rey’ de los volcanes es Venus: tiene más de 1.600 principales, pero se calcula que podría tener más de 100.000 o incluso más de un millón de volcanes más pequeños. Desde hace años se debate sobre si alguno de ellos podría estar aún activo, ya que su superficie es ‘joven’: los científicos creen que tuvo una renovación casi completa hace aproximadamente de 300 a 500 millones de años, lo que en términos cósmicos es casi un ‘suspiro’ -teniendo en cuenta que nuestro Sistema Solar se formó hace unos 4.600 millones de años.

Ahora, los investigadores Robert Herrick y Scott Hensley, de la University of Alaska Fairbanks, afirman tener pruebas de vulcanismo activo en la superficie de Venus, aportando imágenes que evidenciarían una zona con un ‘antes’ y un ‘después’ de la lava discurriendo por la superficie de nuestro vecino. Los hallazgos se publican en la revista ‘Science‘.

‘Rebuscando’ entre fotos antiguas

Observar la superficie de Venus ha sido complicado: las altas presiones y temperaturas de su superficie, además de sus espesas nubes de ácido sulfúrico limitan mucho so visión desde el espacio. Es por ello que Herrick y Hensley ‘desempolvaron’ antiguas imágenes tomadas por la nave Magallanes, una sonda de la NASA que entre 1990 a 1994 estuvo activa sobre nuestro vecino.

«Durante su misión, Magallanes usó un radar para obtener imágenes de la superficie de Venus desde diferentes órbitas, observando algunos lugares dos o tres veces en el transcurso de dos años, incluidas áreas que luego se identificaron como ubicaciones potenciales para la actividad volcánica», explican los autores.

Primero pensaron en servirse de la tecnología para detectar posibles cambios de la geomorfología del suelo entre imágenes del mismo lugar en diferentes momentos del tiempo. Pero, por la clase de datos obtenidos por la sonda, que no fotografió siempre de la misma forma todas las localizaciones, fue imposible. Por ello, tuvieron que buscar manualmente en las imágenes a resolución completa.

Así es como localizaron un respiradero volcánico -un ‘agujero’ por el que emana material-, que forma parte del sistema volcánico más grande de Venus, llamado Maat Mons -y que en su parte más alta alcanza los ocho kilómetros-. Los autores se percataron que entre dos imágenes tomadas con ocho meses de diferencia parecía crecer y cambiar de forma, y proponen que el causante del cambio fue un río de lava que emanó del conducto de ventilación del volcán.

Imágenes de radar de un respiradero que ha cambiado de forma. (A) imágenes del Ciclo 1 mirando hacia el este y (B) del Ciclo 2 mirando hacia el oeste del respiradero modificado y sus alrededores. En la imagen del Ciclo 1, el respiradero parece casi circular y profundo con paredes empinadas. En el Ciclo 2, el respiradero parece más grande, de contorno irregular, menos profundo y casi lleno.

Imágenes de radar de un respiradero que ha cambiado de forma. (A) imágenes del Ciclo 1 mirando hacia el este y (B) del Ciclo 2 mirando hacia el oeste del respiradero modificado y sus alrededores. En la imagen del Ciclo 1, el respiradero parece casi circular y profundo con paredes empinadas. En el Ciclo 2, el respiradero parece más grande, de contorno irregular, menos profundo y casi lleno. R. R. Herrick, S. Hensley, Science (2023)

«En las imágenes de la segunda toma de imágenes se observan flujos volcánicos adicionales cuesta abajo desde la chimenea, aunque no podemos descartar que estuvieran presentes en la primera toma, si bien habrían sido invisibles debido a las diferencias en la geometría de las imágenes», señalan los investigadores, quienes son realistas acerca de las limitaciones de sus observaciones y la implicación de que, efectivamente, este volcán esté activo.

«Con solo una característica modificada, no podemos determinar lo común que puede llegar a ser el vulcanismo activo en Venus (…) La baja tasa de detección indica que Venus es volcánicamente menos activo que la luna Io de Júpiter, para la cual se han fotografiado más de 100 puntos activos (…) Sin embargo, hay escenarios de actividad que son compatibles con niveles de alta actividad similares los de Hawai».

Actualmente se están planeando varias misiones para cartografiar Venus, incluido el orbitador Veritas, de la NASA, y la sonda EnVision de la ESA. Si Venus es volcánicamente activo, estos proyectos podrán comprobarlo en los próximos años, resolviendo el largo debate de si los volcanes de nuestro vecino están tan activos como los nuestros.

Fuente: abc.es

 
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