El rover chino observa directamente, y por primera vez, agua en la Luna

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A pesar de que numerosas pistas indican desde hace tiempo la presencia de agua en la Luna, en el fondo de oscuros cráteres y en capas de hielo bajo la superficie, nadie había conseguido aún observar directamente el agua nativa de nuestro satélite. Hasta ahora.

De hecho, y según explica un equipo de investigadores chinos en un estudio recientemente publicado en Nature Communications, el rover lunar Chang’e 5 acaba de enviar la primera confirmación directa y en tiempo real de agua en la Luna. El preciado elemento se encuentra en forma de hidroxilo (OH), un componente menor, pero importante, del agua. Y la presencia de hidroxilo es una prueba incuestionable de agua.

«Por primera vez -explica Li Chunhai, de los Observatorios Astronómicos Nacionales de la Academia China de Ciencias y coautor del artículo-, los resultados del análisis de laboratorio de las muestras de retorno lunar y los datos espectrales de los estudios de la superficie in situ se utilizaron conjuntamente para examinar la presencia, la forma y la cantidad de agua en las muestras lunares. Los resultados responden con precisión a la pregunta sobre las características de distribución y la fuente de agua en la zona de aterrizaje de Chang’e 5 y proporcionan una verdad básica para la interpretación y estimación de las señales de agua en los datos de la encuesta de teledetección».

Chang’e 5 no observó agua en las formas familiares de ríos, lagos u océanos, sino que analizó y cuantificó la señal de agua OH en las rocas de basalto y el suelo de la Luna mediante un análisis espectral llevado a cabo con sus instrumentos.

El «agua nativa» de la Luna

Es importante destacar que estas muestras se recolectaron durante la parte más calurosa del día lunar, a temperaturas de entre 62 y 87 grados centígrados, cuando la superficie está más seca y los vientos solares son menos intensos. Los vientos solares, de hecho, pueden contribuir a la hidratación cuando son lo suficientemente fuertes, lo que hace que sea difícil encontrar la verdadera «agua nativa» de la Luna. La debilidad de los vientos solares al recoger las muestras, pues, es una razón más para pensar que el OH detectado no se debía a su influjo.

Los investigadores llevaron a cabo análisis espectrales de 11 muestras de roca y suelo, y comprobaron que los hidroxilos se originaron a partir de dos fuentes distintas: la primera era el vidrio de hidroxilo, un material vítreo producido por los vientos solares. Pero las muestras de Chang’e 5 contenían apenas un tercio del vidrio de hidroxilo encontrado en las muestras del Apolo 11 recolectadas en 1971. Al contrario, la mayor parte del hidroxilo detectado estaba contenido en otro material, apatita mineral rica en fosfato, que también se encuentra naturalmente en la Tierra.

«Este exceso de hidroxilo -afirma Li- es autóctono, lo que demuestra la presencia de agua interna de origen lunar en las muestras lunares de Chang’e 5. Al investigar el agua lunar y su fuente, estamos aprendiendo más sobre la formación y evolución no solo de la Luna en sí, sino también del sistema solar. Además, se espera que el agua lunar brinde apoyo a los futuros recursos lunares humanos in situ».

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